30 abril, 2009

1 | Asturias

Cuando estalló la guerra (18.7.36) yo tenía 17 años. A los 18, un grupo de 117 Republicanos organizados logramos cruzar las líneas de fuego y llegar a la Zona Republicana. Incorporado ya al Batallón 55, luché en varios lugares del frente hasta la rendición de Asturias, en ese momento, me encontraba muy cerca de Covadonga. Con un grupo de cinco o seis tratamos de llegar a Gijón pero nos enteramos que la "Quinta Columna" había salido a la calle, tomando la ciudad. Analizada la situación decidimos volver a nuestras casas tomando todas las precauciones de no caer en manos del enemigo pero en un pueblo llamado Ridera fuimos sorprendidos por La Falange, dos pudimos escaparnos, a los otros los agarraron, entre ellos a un muy buen amigo mío, Manolo. Como preso lo mandaron a trabajar a Guipuzcoa, se fugó y cruzó el río Vidasea pasándose a Francia. Se enroló en el Ejército Francés y participó en la Segunda Guerra Mundial (un héroe). Nunca pudimos volver a vernos, él en Francia, yo en Argentina.

11 abril, 2009

2 | Desafectos

Desde el pueblo de Ridera, con el compañero Faustino y caminando de noche para no ser vistos, llegamos a Ibias, a casa, donde nos escondimos. Dormíamos fuera ya que mi hogar era visitado por los falangistas casi todos los días al anochecer. En esa situación pasé un mes hasta que unos miembros de la Guardia Civil hablaron con mi madre y le dijeron que me presentase, que nada me iba a suceder. Como todas las noches fuí a casa y ella me puso al tanto de todo y decidimos que la situación no daba para más y que lo mejor era que me presentara, esto sucedía por el mes de Noviembre del '37. Presentado a la Guardia Civil, en San Antolín estuve con otros cinco en la misma situación (no estábamos presos) hasta fines de Diciembre que nos llevqaron a una Junta Clasificadora en Luarca. Ahí, por desafectos al Régimen, fuimos destinados al Batallón de Trabajadores Nº15 que se formó en Oviedo pero a esa fecha nadie sabía dónde se encontraba. Pasamos por Gijón, Bilbao, Sangüesa y finalmente supimos que estaba en Jaca (Huesca). Allí nos incorporamos al Batallón, compuesto por Asturianos y Vascos, al día siguiente partimos hacia Gea de Albarracín.

10 abril, 2009

3 | En el cielo y el infierno

Ya estamos instalados en Gea de Albarracín, en un convento de frailes capuchinos. Nuestro trabajo era cargar y descargar camiones con municiones, desde fusilería hasta obuses de grueso calibre y como estaban por retomar Teruel, nosotros teníamos que tener siempre 50 camiones cargados con material. Este centro de abastecimiento era la Iglesia del Pueblo, el edificio de la capilla hacía de arsenal y el Convento era una especie de Cuartel. Una vez tomado Teruel nos trasladaron a un pueblo cercano llamado Cella y allí me tocaba salir con grupos de 10 o 12 a otro poblado llamado San Blas a enterrar muertos que traían del frente, teníamos como jefe a un cura. Ahí estuvimos unos 15 días comiendo chocolate, leche condensada, sardinas en lata y carne de buey enlatada, todo muy racionado pero encontré a un amigo (soldado de Franco) que por varios días me convidó platos de sopa que conseguía en la cocina de su unidad (nos encontramos terminada la Guerra en Navía de Suarna). En esas jornadas nos comunicaron que pasábamos del Batallón de Trabajadores Nº15 al Batallón Nº26 y de Cella pasamos a Santa Eulalia del Campo, siempre cargando y descargando camiones para la Intendencia y para abastecer de comida a los Frentes.

09 abril, 2009

4 | Cobardes

De Santa Eulalia pasamos a Sierra Palomera haciendo una pista que cruzaba la sierra saliendo al otro lado, no recuerdo si a Alcañiz, era cerca de Utrillas (minas de carbón), el tiempo que estuvimos allí lo tengo borrado. En camiones nos llevaron a Valdeconejos, pasamos Rilla, Perales, pueblos recién tomados y por ahí cerca empezamos una pista que iba por un valle hasta Sierra de Camarena donde empezamos a hacer una trinchera. Una mañana, mientras trabajábamos, desde posición Republicana empezaron a cañonear y todos los soldados que defendían la posición se desbandaron y nos dejaron solos. Al ver que la artillería no cesaba de disparar, empezamos a bajar, herramientas al hombro, hacia el campamento y en el trayecto nos intercepta un Capitán, pistola en mano nos pregunta a dónde íbamos y nuestra respuesta fue que detrás de sus soldados que nos habían dejado solos allá arriba. Desde aquel lugar nos llevaron a otra parte donde acampamos en un valle, nunca pude saber dónde estábamos, lo que sí sé es que se pasaron a la zona Republicana tres compañeros: Bustillo, Espósito y Emilín, el que me puso Puchaskín. Cuando se descubrió la fuga formaron la Compañía y nos dijeron que la próxima vez que ocurra algo similar, por cada uno fusilarían a diez. Al salir de ahí pasamos por Mora de Rubielos donde había cadáveres Republicanos sin enterrar y luego nos llevaron a la Muela de Sarrión, acampamos nuevamente en un valle (Masía del Pequeno). De ahí subíamos hasta la sierra para hacer trinchera, a la noche volvíamos a dormir a la Masía.

08 abril, 2009

5 | Mi bando

Un día a la mañana, mientras estábamos trabajando en la Muela de Sarrión los Republicanos empezaron a cañonear la posición Franquista, a tal punto que nos mandaron a retirarnos en desbandada. Un compañero y yo nos quedamos escondidos debajo de un peñasco esperando que llegue la avanzada Republicana pero no lo hicieron hasta más tarde. Al llegar a la Masía pasaron lista y obviamente faltábamos dos, sin perder tiempo, el jefe les ordenó a dos escoltas subir a buscarnos. Cuando los vimos, sin que se dieran cuenta bajamos al valle y llegamos a la compañía, ante la pregunta del jefe sobre si los habíamos visto, nuestra respuesta fue negativa. Por la tarde el ataque fue más fuerte y pudieron llegar hasta el campamento pero a nosotros ya nos habían evacuado a un pueblo que se llama Puebla de Valverde, ahí estuvimos enterrando muertos varios días hasta que nos volvieron a llevar otra vez a la Muela. Cuando empezamos a trabajar nuevamente observamos que había fusiles y bombas de piña1 abandonadas y entre cuatro que andábamos con ganas de pasarnos al otro bando escondimos algo de ese material por si nos hacía falta. Ya teníamos fijado día y hora. Para no levantar sospecha le dije a mi madre en una carta que andaba con ganas de ver a mi tío Manolo (un hermano de ella) que estaba en Madrid. El día fijado llegó, estaba todo preparado para escaparnos. Justamente, después de cenar repartieron el correo y yo recibo una carta de mi casa en la que me decían que no lo hiciera, especialmente por la enfermedad de mi padre (la enfermedad de mi padre era que estaba condenado a la pena de muerte). Analizada la situación les dije a mis compañeros que ellos hicieran lo que mejor les pareciera, que yo no los iba a delatar. Todo quedó en la nada.

07 abril, 2009

5 bis | Culpables

Quisiera ser un poco más explícito con respecto a la condena de mi padre. Él fue uno de los 117 pasados a los Republicanos en Asturias (Ver capítulo 1), fue Secretario del Ayuntamiento de Proaza y  luego fue trasladado al de Corvera, donde fue detenido por los Franquistas después de que tomaran Asturias. Se le hizo un juicio llamado sumarísimo, donde no se admitieron ni pruebas ni defensa, sólo las denuncias (en este caso falsas) presentadas por unos personajes nefastos, a los cuales conozco a tres aunque creo que había dos más. La acusación era que había participado directamente en la muerte de Don Humberto Ron, un tipo que vivía en Cangas de Narcea y que había sido apresado por la misma gente de Cangas. En la retirada se lo llevaron con otros presos, según tengo entendido a Sama de Langreo donde dicen que murió en un bombardeo de la misma aviación Franquista. Parece ser que una bomba cayó en la Iglesia donde estaban detenidos. En esa época mi padre andaba escondido por la Provincia de Lugo hasta que nos pasamos a los Republicanos, en esa fecha, el Don Humberto ya había muerto. En los 11 meses que mi padre estuvo cumpliendo la condena, de trece que había en la celda quedaron sólo dos, sacaban de a uno por mes. Yo siempre creí que los sacaban por orden alfabético. Por un decreto de Franco les cambiaron la pena de muerte por cadena perpetua. A mi padre con otros más los mandaron a Dos Hermanas (Sevilla) a trabajar, no sé el tiempo que pasó allí pero fueron años. Más tarde, por otro decreto se pasan a revisar todas las condenas, ahí sí ya se admitían pruebas y defensa (con un abogado que proponía el Gobierno). Con las pruebas abrumadoras de inocencia se dió por tierra a las acusaciones falsas de los tres o cinco personajes nefastos que lo denunciaron. Salió en libertad con la condición de no vivir en Asturias, fijó residencia en Fonsagrada (Lugo) pero un día lo agarraron en casa (Río de Porcos, Asturias) y otra vez fué preso. Le salieron 4 años pero, como trabajaba en las oficinas de la Cárcel en Lugo, la pena bajó a 2 años. A partir de ahí podría vivir dónde quisiera.

06 abril, 2009

6 | Derrota

Corría Marzo del '39 y de la Muela de Sarrión nos llevaron a Teruel con la sensación de que la Guerra estaba llegando a su fin. Y así fué, el día 28 nos anunciaron que la Guerra había terminado, la mayoría creo que lo tomó con alegría pero otros lo tomamos como lo que fúe, una derrota, y teníamos que ocultar las lágrimas, así eran las cosas. Una vez finalizada la contienda, nos llevaron a un pueblo de la provincia de Valencia llamado Requena, pasamos varios días en un caserío que quedaba en las adyacencias hasta que un día nos formaron y dividieron la Compañía: La mitad quedó ahí y al resto y a mí nos trasladaron a Caudiel, en Castellón de la Plana. Nuestro trabajo era de recuperación, piquetas de alambradas en donde estaba sembrado de bombas de mano sin explotar que eran un verdadero peligro, pero había que hacerlo. Amigos que quedaron en Requena, además de trabajar en una plaza que hicieron en el medio del pueblo, contaron que en un convento viejo que estaba en ruinas había un sótano con cubículos chicos donde se encontraban esqueletos de niños recién nacidos, como arrojados. Al ver semejante escena, corrieron a avisarle al guardia que a su vez fue a comentarle a su Jefe lo que habían descubierto los Trabajadores. El Jefe ordenó tapar todo y olvidar lo que se había visto. Tambíen contaban que en las noches en las que había fusilamientos en el paredón del Cementerio, que quedaba entre el pueblo y el caserío Cuartel, elegían un grupo y lo llevaban a presenciar el aberrante espectáculo. Siempre de noche.

05 abril, 2009

7 | Transición

En Caudiel estuve hasta los primeros días de Septiembre de 1939, por buena conducta, los que teníamos la edad de los que estaban haciendo el servicio militar pasamos a ser Soldados de la Patria. Yo fui destinado al Regimiento Simancas Nº40 en Gijón pasando por algunos Destacamentos como el de Luarca, Tuña y Proaza, todos pueblos de Asturias. A fines del año 1941 me licenciaron, estuve en mi casa aproximadamente un año hasta que volvieron a movilizar a las clases '38, '39 y '40, entre las cuales estaba incluido, y me mandaron al Regimiento Milan Nº32 en Oviedo. Ahí y en Salinas pasé mi última incorporación, nuevamente regresé a mi casa. A principios del '44 me fuí a trabajar en las minas de carbón de la Empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada en el Valle de Laciana (León), allí permanecí 4 años.

04 abril, 2009

8 | Indocumentados

Durante el tiempo que trabajé en la Mina, entre un grupo de compañeros se organizó un apéndice de la CNT (Confederación Nacional de Trabajadores). Nuestro contacto directo era con León, de donde nos mandaron a unos muchachos que se habían escapado del Valle de Los Caídos y no tenían papeles, ya que en la situación que nos encontrábamos era difícil tenerlos. Había que facilitarles algo para que puedan trabajar y circular. Yo tenía dos hojas de ruta, una que me había dado el Regimiento Simancas cuando me licenciaron y otra el Milan, por lo tanto una me sobraba. Con lavandina borré mis datos y le puse su nuevo nombre, y al otro compañero se le facilitó lo mismo. Pero las cosas empezaron a complicarse. Un día fuí al cine y en el entretiempo vi a un tipo extraño que me llamó la atención, no era de ahí y tenía el tipo inconfundible de Policía Secreta. Al poco tiempo me enteré que habían detenido a los dos muchachos y los mandaron a trabajar como Presos a África. En vista de lo ocurrido con ellos, traté de poner distancia, por si los apretaban y cantaban la verdad de los hechos.

03 abril, 2009

9 | Infinito

Yo en ese tiempo dejé de trabajar en la Mina (trabajo que nunca me gustó). Volví a mi casa y averigüé la dirección de un amigo que se habia ido a la Argentina y le escribí una carta. Le di a entender que tenía intenciones de irme también. La respuesta fue acompañada por la carta de Reclamación donde me decía todo lo que necesitaba, incluso él me adelantaba el pasaje. Así fué como llegué a la Argentina en 1950. A los pocos días de llegar conocí a una chica que estaba sin novio y con ganas de casarse, esa chica, llamada Inés, me enganchó y es la que hasta ahora es mi esposa. Tuvimos 2 hijos, Daniel, que vive con su compañera Goretty en Vizcaya, y Olga, que se casó con Juan y nos dieron 2 nietos, Matias y Nuria, que estudian y trabajan. Así está formada mi linda familia, la que trato de disfrutar hasta que se apague la vela.

Puchaskín.

02 abril, 2009

Anexo: Amador Valledor, mi padre

 

Esa hoja doblada de un almanaque, de un miércoles 16 de agosto, que lleva una frase de Séneca “Doloroso es el tiempo que entre dudas pasa”, la encontramos en su billetera el día que falleció ¿Cómo le debe haber pegado a él, esa frase? Dolor tuvo unos cuantos: una juventud robada por la guerra, un padre amoroso condenado al fusilamiento por una falsa denuncia de 3 falangistas y amnistiado a último momento después de 9 años encarcelado, una madre sola, haciéndose cargo de la crianza y el alimento de sus hijos, el exilio forzado por la tristeza de ver a su tierra y su gente arrasada, abandonar el gris de un destino colectivo.


Él se vino con la mochila de la derrota y pudo fundar una familia, en otra tierra y en otro tiempo. Y las “dudas” también bailaron a su alrededor, pero en los momentos llave no las tuvo. Con 17 años supo dónde estaba su lugar, y así procedió. Algo que estremece es ver las miradas de esa foto con su madre y sus hermanxs, es una mirada profundamente triste, nadie ni siquiera esboza una sonrisa, ni lxs más chicxs. Pero también son miradas desafiantes, de que la vida sigue y todavía les palpita el corazón. Son miradas sin dudas.

Mi padre tuvo un ejercicio de la memoria y se lo transmitió a sus hijxs y nietxs. Es una de sus herencias, como el de tener el GPS de los mutantes del alma humana, el de los que quieren jodernos la vida. Este es un trabajo con la excusa de una tarea universitaria
*, pero cada línea que escribo la hago para rendirle un homenaje, como excusa para llenar los vacíos de una historia, la de él y de muchxs como él, pero que quedaron tirados en cunetas perdidas de la España profunda, sin reconocimiento ni memoria (todavía).

Daniel




* Extracto de un trabajo práctico para la carrera de Historia de la UNSAM

01 abril, 2009

El general Franco en los infiernos

Desventurado, ni el fuego ni el vinagre caliente en un nido de brujas volcánicas, ni el hielo devorante, ni la tortuga pútrida que ladrando y llorando con voz de mujer muerta te escarbe la barriga.] buscando una sortija nupcial y un juguete de niño degollado, serán para ti una puerta oscura, arrasada.

En efecto. De infierno a infierno, ¿qué hay? En el aullido de tus legiones, en la santa leche de las madres de España, en la leche y los senos pisoteados por los caminos, hay una aldea más, un silencio más una puerta rota.

Aquí estás. Triste párpado, estiércol de siniestras gallinas de sepulcro, pesado esputo, cifra de traición que la sangre no borra. Quién, quién eres, oh miserable hoja de sal, oh perro de la tierra, oh mal nacida palidez de sombra.

Retrocede la llama sin ceniza, la sed salina del infierno, los círculos del dolor palidecen.

Maldito, que solo lo humano te persiga, que dentro del absoluto fuego de las cosas, no te consumas, que no te pierdas en la escala del tiempo, y que no te taladre el vidrio ardiendo ni la feroz espuma.

Solo, solo, para las lágrimas todas reunidas, para una eternidad de manos muertas y ojos podridos, solo una cueva de tu infierno, comiendo silenciosa pus y sangre por una eternidad maldita y sola.

No mereces dormir aunque sea clavados de alfileres los ojos: debes estar despierto, general, despierto eternamente entre la podredumbre de las recién paridas, ametralladas en Otoño. Todas, todos los tristes niños descuartizados, tiesos, están colgados, esperando en tu infierno ese día de fiesta fría: tu llegada.

Niños negros por la explosión, trozos rojos de seso, corredores de dulces intestinos, te esperan todos, todos, en la misma actitud de atravesar la calle, de patear la pelota, de tragar una fruta, de sonreír o nacer.

Sonreír. Hay sonrisas ya demolidas por la sangre que esperan con dispersos dientes exterminados y máscaras de confusa materia, rostros huecos de pólvora perpetua, y los fantasmas sin nombre, los oscuros escondidos, los que nunca salieron de su cama de escombros. Todos te esperan para pasar la noche. Llenan los corredores como algas corrompidas.

Son nuestros, fueron nuestra carne, nuestra salud, nuestra paz de herrerías, nuestro océano de aire y pulmones. A través de ellos las secas tierras florecían. Ahora, más allá de la tierra, hechos substancia destruida, materia asesinada, harina muerta, te esperan en tu infierno.

Como el agudo espanto o el dolor se consumen, ni espanto ni dolor te aguardan. Solo y maldito seas, solo y despierto seas entre todos los muertos, y que la sangre caiga en ti como la lluvia, y que un agonizante río de ojos cortados te resbale y recorra mirándote sin término.

Pablo Neruda España en el corazón. 1936-1937