06 abril, 2009

6 | Derrota

Corría Marzo del '39 y de la Muela de Sarrión nos llevaron a Teruel con la sensación de que la Guerra estaba llegando a su fin. Y así fué, el día 28 nos anunciaron que la Guerra había terminado, la mayoría creo que lo tomó con alegría pero otros lo tomamos como lo que fúe, una derrota, y teníamos que ocultar las lágrimas, así eran las cosas. Una vez finalizada la contienda, nos llevaron a un pueblo de la provincia de Valencia llamado Requena, pasamos varios días en un caserío que quedaba en las adyacencias hasta que un día nos formaron y dividieron la Compañía: La mitad quedó ahí y al resto y a mí nos trasladaron a Caudiel, en Castellón de la Plana. Nuestro trabajo era de recuperación, piquetas de alambradas en donde estaba sembrado de bombas de mano sin explotar que eran un verdadero peligro, pero había que hacerlo. Amigos que quedaron en Requena, además de trabajar en una plaza que hicieron en el medio del pueblo, contaron que en un convento viejo que estaba en ruinas había un sótano con cubículos chicos donde se encontraban esqueletos de niños recién nacidos, como arrojados. Al ver semejante escena, corrieron a avisarle al guardia que a su vez fue a comentarle a su Jefe lo que habían descubierto los Trabajadores. El Jefe ordenó tapar todo y olvidar lo que se había visto. Tambíen contaban que en las noches en las que había fusilamientos en el paredón del Cementerio, que quedaba entre el pueblo y el caserío Cuartel, elegían un grupo y lo llevaban a presenciar el aberrante espectáculo. Siempre de noche.

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